El Museo Arqueológico Nacional

Una de las ventajas que tiene vivir en Madrid es su abundante, variada y, en general, accesible oferta cultural que. La relación de salas de conciertos, de librerías y bibliotecas o de museos es casi infinita. A nosotros nos va casi todo, pero entre esa oferta ocupa un lugar especial el Museo Arqueológico Nacional, el MAN, que nos permite viajar por el tiempo y, casi, por cualquier espacio de este mundo.

Este museo se creó por Real Decreto de Isabel II el 20 de marzo de 1867, en vísperas de la revolución de 1868 que empujó a la reina al exilio. A la espera de que concluyeran las obras del edificio que debía ser su sede, inicialmente ocupó las instalaciones del Casino de la Reina, en las inmediaciones de la Glorieta de Embajadores, que en 1817 el Ayuntamiento de Madrid había regalado a la reina Isabel de Braganza. Fue el rey Amadeo I de Saboya quien presidió la inauguración oficial el 9 de julio de 1871. El museo nacía con cuatro secciones: Tiempos primitivos, con 2.703 objetos; Edad Media, con 3.033; Numismática, con 103.096 monedas; y Etnografía, con 3.500 objetos. Los primeros años fueron difíciles, pues, aparte de las dificultades políticas, el Museo sufrió varios intentos de robos y algunos con éxito: los ladrones se llevaron una espada hispano árabe y varias estatuillas, luego recuperadas.

El primer museo 1871-1893. Foto MAN

El 5 de julio de 1895 pudo por fin inaugurarse el Museo en su prevista y definitiva sede del Palacio de Bibliotecas y Museos, cuya construcción había durado treinta años. El edificio, obra de Francisco Jareño y Alarcón y Antonio Ruiz de Salces, es compartido por la Biblioteca Nacional, a la que se accede por la plaza de Colón, y el MAN, con entrada por la calle Serrano. El 10 de julio de 1931 se creó el Patronato del Museo Arqueológico Nacional.

Recreación de ambiente 1895-1940. Foto MAN

Durante la guerra civil las instalaciones del MAN acogieron fondos artísticos de otras procedencias que se querían proteger, a pesar de que la aviación del bando sublevado atacó el edificio con bombas incendiarias. El Patio de la Virgen conserva el impacto de una de aquellas bombas.

Terminada la guerra, se abrió una exposición reducida y provisional, que se conoció como el Museo breve o resumido.

El Museo breve. 1940-1951 Foto MAN

La provisionalidad se prolongó hasta 1951 y en 1954 volvió a reinaugurarse. Mas, enseguida se vio que las instalaciones eran obsoletas y, a partir de 1968 se abordó su modernización, que se prolongó hasta 1981. En 1964 se inauguró una reproducción de la cueva de Altamira, creada en el subsuelo de los jardines del recinto.

Nuevas instalaciones 1954-1968. Foto MAN

En 1988 se planteó una nueva remodelación, se reorganizó el archivo. se informatizó el museo y se le dio una nuevo aire. En la puerta principal se ubicaron las estatuas de Alonso Berruguete y Diego Velázquez y sendas esfinges a cada lado de la escalinata. En 2008 se abordó una renovación total del edificio, el museo quedó reducido a sus obras más significativas, en una nueva versión del Museo breve. Entre 2011 y 2014, el museo permaneció totalmente cerrado.

El Museo entre 1970-2008. Foto MAN

Actualmente, el MAN es uno de los museos más atractivos de la capital. En 40 salas se distribuyen sus colecciones, formadas con piezas originarias de España, desde la Prehistoria a la Edad Moderna, y de colecciones procedentes de la Antigua Grecia o de Oriente Próximo, que se exhiben en doce módulos: Arqueología y patrimonio; Prehistoria, Protohistoria; Hispania romana; Antigüedad tardía; Edad Media; Edad Moderna; Historia del museo; Oriente Próximo; Egipto y Nubia; Grecia; y Moneda. (Fotos MAN)

La última remodelación tuvo el acierto de incorporar las nuevas tecnología y de imprimir al museo un carácter eminentemente didáctico por lo que es frecuente encontrarse en sus salas a grupos de escolares que siguen atentos las explicaciones de los guías. Los escolares y los jubilados somos el público más fiel del MAN. Para ambos grupos el acceso es gratuito. Desde la última remodelación, el museo recibe anualmente alrededor de medio millón de visitantes. Por lo común, las áreas más visitadas son las de Egipto y la Protohistoria. La Dama de Elche es VIP total, seguida de la Dama de Baza y la corona de Recesvinto del Tesoro de Guarrazar.

Por ponerme estupenda añadiré que el MAN solo tiene un pero: de los 25 directores que han estado al frente desde su creación, solo cuatro han sido mujeres. Hubo de transcurrir más de un siglo para que en 1991 se nombrara a la primera directora: Carmen Pérez Díe (1991-1997); le han seguido Marina Chinchilla Gómez (1991-2000), Rubí San Gamo (2004-2010) y la actual, Isabel Izquierdo Peraile, nombrada en 2022. Se diría que algunas instancias hicieron suyo el pensamiento de Diógenes Laercio: «Doy gracias al Destino, por ser hombre y no animal, por ser varón y no mujer, por ser griego y no bárbaro«. Inscripción con la que suelo dar la murga al Colega en cada visita.

Nosotros acostumbramos a acudir al MAN al menos una vez al mes y siempre encontramos algo interesante. Ni que decir tiene que lo que más nos gusta es el módulo de la Edad Media, situado en la segunda planta, donde se expone una valiosa colección de piezas románicas. La primera vez que volvimos al museo tras el confinamiento nos advirtieron de que algunas salas estaban cerradas. Nosotros subimos directamente a la segunda planta y al salir del ascensor nos topamos con un cubo de fregar y una fregona con el palo aparentemente caído a un lado. Pensando que la persona encargada de la limpieza había olvidado el cubo, apartamos el palo y nos adentramos en el módulo egipcio. No había nadie, solo nosotros. Impresiona ver las salas vacías, comentamos. Así estuvimos un buen rato, haciendo compañía a los sarcófagos, hasta que vimos llegar a un vigilante con cara despavorida. Al parecer, nos habían detectado las cámaras de vigilancia. ¿Cómo han subido a esta planta?, nos preguntó. Por el ascensor, respondimos con naturalidad. Al ver que éramos dos viejos indefensos el hombre se fue tranquilizando. Es que no se puede entrar en estas salas, están cerradas, añadió. No quisimos discutir con él, que bastante susto tenía el hombre, pero poder, se podía entrar. Bastaba retirar el palo de la fregona.

El módulo egipcio se abrió enseguida pero desde el comienzo de la pandemia el módulo de la Edad Media ha permanecido cerrado por falta de personal, desde marzo de 2020 hasta el 15 de septiembre de 2023. Si el ministro de Cultura hubiera estado atento, podría haber oído nuestros reniegos.

Ya está dicho que cualquiera de los apartados del museo merece una visita pues todos ellos atesoran piezas de primer nivel, pero poder ver de tú a tú la colección de pilas bautismales, capiteles, canecillos y sepulcros románicos, resulta emocionante. Empezando por el arco de San Pedro de Dueñas y sus capiteles de caballeros.

O las pilas bautismales de Mazariegos (Burgos), hecha por Petrus, como reza en el borde (izquierda), o la de San Pedro de Villanueva (Asturias) que recuerda que los comitentes: «Juan y María hicieron esta obra en la Era 1152) (foto derecha).

Los capiteles de la iglesia de Granja de Valdecal, cerca de Mave, (Palencia), entre los que destaca el que representa a obreros trasladando la argamasa y labrando la piedra.

La Virgen entronizada con Niño, procedente del monasterio de San Bento de Sahagún (León), el parteluz con Cristo Salvador, de la iglesia de Santiago de Vigo (Pontevedra), con la inscripción en el nimbo: Ego sum Alfa et Omega, y los apóstoles Bartolomé y Santiago el Menor del Maestro Mateo, procedentes del coro de la catedral de Santiago de Compostela (La Coruña).

Las columnas de San Paio de Antealtares, en el Camino de Santiago.

El pilar de la lujuria, que quizá fue el parteluz de la iglesia de Armentia (Álava).

El sarcófago de Calatañazor, con la psicostasis, la Anunciación y la duda de San José.

Y, sobre todo, los capiteles del monasterio de Aguilar de Campoo, tanto los de la iglesia como los del claustro.

Admirarse de la maravilla de la belleza de esas arpías o de la labra de esos soldados dispuestos a la degollina de los inocentes o dormidos ajenos a la Resurrección de Cristo.

También del monasterio de Aguilar de Campoo, pero ya gótico, el sarcófago y estatua yacente de doña Inés Rodríguez de Villalobos, mujer «de clara estirpe nacida, fecunda en virtudes, piadosa, limpia de todo pecado mundano, prudente y elocuente«, arrebatada de la vida en el año 1339 de la era, según reza su epitafio.

Aunque el románico sea nuestro favorito, la Edad Media fue rica en otras expresiones artísticas. Sin apenas moverse de la sala se puede disfrutar de una amplia muestra de pintura y escultura góticas.

Aunque menos espectacular que todo lo referido, personalmente me gusta esta jarra con rostro de mujer -del siglo XV- y el báculo del Papa Luna.

Te guste o no el románico, no puedes irte del MAN sin visitar la portada occidental del monasterio benedictino de San Pedro de Arlanza (Burgos), que fue una institución en Castilla, reducido a ruinas después de la Desamortización del siglo XIX, portada salvada porque en 1895 llegó al MAN. Para esto, para salvar el patrimonio histórico y artístico del país vale un museo como el Arqueológico Nacional. Además de para viajar por el románico -y, por extensión, por el arte universal- sin salir de Madrid.

El MAN tiene una estupenda página web desde la que se puede acceder a una visita virtual del museo y un enlace que ofrece una guía con información exhaustiva de lo que el visitante encuentra en sus salas.

Fotos: ©Valvar y MAN

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